El control racional (Prod. ajena al taller)
El control
racional
—¿Por qué me paran a mí?
—Preguntó el Corazón a la Razón.
—Señor, la velocidad
máxima permitida en autopista es de 80 km/h ¿Sabe a cuanto estaba yendo usted? — Increpó la Razón.
—No, no lo sé. —Respondió el Corazón en un comienzo de
reflexión y triste de haber tenido que detener su marcha.
—220km/h —dijo con su voz más nítida la Razón.
—Es que intentaba
llegar a tiempo a mi tren oficial. — Expreso con un aire
depresivo el Corazón.
—Señor, entiendo que
esté apurado pero esta no es la for. — Llegó a decir la Razón,
no sin ser interrumpido abruptamente por el otro.
—¿Y cuál es? —Sentenció el Corazón, ahora eufórico, mientras
apretaba el acelerador a fondo y escapaba del control policial.
El tren zarpó y el
auto en el que viajaba el Corazón se detuvo en un estacionamiento de alquiler
por hora, por mes o por año. Debía esperar otro llamado del sentimiento.
Una vez más, se había
impuesto la Razón.
—Siempre tan desleal en
sus formas, ese control policial salió de la nada. —Se lamentaba el ahora expectante Corazón.
(diseños hechos por mi)
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